La energía y su impacto en empresas, consumidores e inversores pasaron a primer plano en 2022. La guerra en Ucrania tuvo repercusiones muy serias en gran parte de Europa por el abastecimiento de gas.
A esto sumamos la inestabilidad de varias monedas y la inflación como un fenómeno global.
Las expectativas de crecimiento global han debilitado los mercados energéticos a nivel macroeconómico. En el otro lado de la balanza, y desde una perspectiva microeconómica, sigue existiendo un desajuste entre la oferta y la demanda, lo cual afecta directamente los precios y contribuye a la inflación.
A pesar de esto, la mayoría de los expertos ha descartado una recesión global este año.
Algo que es claro, independientemente de las perspectivas de crecimiento económico de las diferentes regiones del planeta, es que la energía seguirá estando presente en las conversaciones de los líderes mundiales en 2023.
La sostenibilidad es un tema que cada vez cobra mayor importancia, ya no solo entre activistas y defensores del medio ambiente, sino entre gobiernos, organismos multilaterales e incluso inversionistas.
En este escenario, las energías renovables seguirán abriéndose paso en las agendas políticas y determinando en una buena medida los planes de acción de los gobiernos.
Se espera que en 2023 se hable más sobre energía nuclear (una de las fuentes de energía más limpias y eficientes), las razones por las cuales sigue siendo tan controvertida, al igual que las medidas adoptadas por algunos países y las perspectivas de inversión en el sector.
Por otra parte, se proyecta que el efecto de los precios de la energía provocará una una considerable reducción de la inflación en las principales economías en 2023. Según un informe del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la mayoría de expertos mantiene pronósticos moderados con respecto a la inflación este año, manteniendo una visión más optimista con relación a 2022.
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De hecho, gracias al buen año que tuvieron los exportadores energéticos de la región de Oriente Medio y el Norte de África (MENA), los expertos citados por el WEF pronostican un crecimiento económico fuerte o muy fuerte para 2023.
Todo esto, a pesar de los riesgos geopolíticos que emergieron en 2022 (como la guerra en Ucrania) y que se espera que continúen en los próximos meses.
Con respecto a Latinoamérica y el Caribe, a pesar de que las predicciones sobre crecimiento económico son débiles y las inflacionistas se mantienen altas (59% de los expertos espera una inflación alta en la región), se espera que los mercados se mantengan estables.
En Colombia, por ejemplo, y a pesar de tener una marcada agenda de transición energética, el gobierno nacional renovó hace pocas semanas los contratos de exploración petrolera vigentes, lo cual garantiza la estabilidad en uno de los principales sectores de la economía.
Sin embargo, hay que estar abiertos a las conversaciones sobre las energías renovables para entender cuál es la mejor manera en la que startups, scaleups y demás empresas pueden adaptarse al cambio al tiempo que encuentran oportunidades de inversión.
